¿Cómo aprendimos a mentir?

En este post, traeré información clara y específica resumiendo los puntos más importantes del tema y sin andar con rodeos. Hoy hablaremos sobre el cerebro y las mentiras.

Mentir es un recurso psicológico presente en todas nuestras interacciones sociales y más adelante te explico el  por qué. Se manifiesta de forma consciente o inconsciente y lo importante es conocer la naturaleza de este proceso para que podamos entender los motivos detrás de su existencia.

No vamos a entrar en asuntos morales para saber si esto es bueno o malo; lo vamos a ver desde el punto de vista funcional de la supervivencia.

A diferencia de otras especies, poseemos una gran capacidad lingüística que nos permite dar mucha información a los demás. Cuando un ave se hace el muerto, nos está transmitiendo información, algo más complejo son los ya conocidos falsos llantos de los bebes cuando quieren atención, y algo más complejo aún es decirle a alguien que te gustó el regalo que te hicieron cuando obviamente no fue así. Como vemos mientras más compleja la mentira, más necesaria se hace la presencia del lenguaje.

En este rápido recorrido evolutivo hemos visto tres escenarios donde nos están mintiendo, y para esto, desde el ave casi muerta hasta el comentario cortés, se necesita la capacidad de ponernos en el lugar del otro para poder interpretar correctamente sus intenciones.

Centraremos entonces nuestro tema en las estructuras encargadas de decidir nuestras respuestas y de las responsables de nuestra  empatía, que es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar del otro.

Y es que para mentir necesitamos ser empáticos, si es que lo haces con una buena intención. Aunque también tenemos el otro extremo donde están los estafadores; ellos no sienten vergüenza, culpa o remordimiento para mentir, pero eso ya está relacionado a asuntos patológicos.

El origen de todo

En nuestro desarrollo evolutivo vamos aprendiendo las conductas que nos permiten una mejor adaptación a nuestro medio.

A partir de los dos años, cuando el niño ya desarrolla la conciencia en sí mismo y empieza a regular sus conductas, se va sumergiendo en esferas sociales cada vez más complejas.

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Los padres, ahora conscientes de la incipiente conciencia del niño, van reforzando las conductas que son aceptadas por la sociedad y castigando las que no son correctas en el contexto donde crecen.

Es aquí donde el niño empieza a mostrar sus primeras intenciones de mentira para poder evitar los castigos, si es descubierto le espera un mal rato, se den cuenta o no los padres de la intención, esta es una manifestación de conducta adaptativa en el niño. Son nuestros padres los primeros actores que nos inducen a mentir.

Investigaciones

El ser humano es una de las especies con las sociedades más complejas del reino animal, pero no es la más compleja ni la más sofisticada. Según Klaus Jaffe investigador de la evolución de las sociedades, encontramos en abejas, termitas y hormigas sociedades con un mayor grado de integración. Lo resaltante aquí es que estas sociedades usan señales químicas para comunicarse mientras que nosotros usamos el lenguaje.

A medida que la sociedad humana fue creciendo (recordemos que ya no somos hordas y mucho menos tribus) nuestro cerebro también tuvo que hacerlo para adaptarse a tal cambio.

Corteza Cerebral y su relación con las mentiras

Según investigadores de la Universidad de Missouri es este proceso de presión demográfica lo que impulsa a nuestra especie a un aumento desmesurado de la corteza prefrontal.

¿De qué se encarga esta estructura?, pues de planificar, organizar y regular nuestros comportamientos, conductas necesarias para vivir en sociedad. ¿Recuerdan el ejemplo de arriba para ser cortés?

Bueno, aquí encontramos otra investigación que relaciona el crecimiento del Neocortex con la capacidad de mentir en primates.

Y vaya sorpresa, sabemos que nuestro cerebro es una mejor adaptación evolutiva del cerebro de estos primates. Si ellos saben mentir, imagínense nosotros.

Sustancia Gris, Sustancia Blanca y Sustancial mentiroso

Cuando hablamos de la corteza cerebral en el apartado anterior nos estamos refiriendo a la capa que cubre nuestros hemisferios cerebrales. Esta capa es Sustancia Gris y esta formada por el cuerpo de las neuronas, mientras que la porción clara que hay debajo la llamamos Sustancia blanca y esta formada por los axones de las neuronas.

En cuanto a su función la Sustancia Gris se encarga del procesamiento de la información y de la ejecución de tareas localizadas. Mientras que la Sustancia Blanca se le relaciona con la comunicación de redes neuronales para permitir una mejor integración y asimilación de la información.

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Lo interesante del asunto es que encontré un estudio realizado en la Universidad del Sur de California que ha encontrado una diferencia en estas estructuras en las personas que mienten.

A través de resonancia magnética los investigadores encontraron que en el cerebro de los mentirosos se hallaba un aumento del 22% de Sustancia Blanca Prefrontal y una disminución del 14,2% de Sustancia Gris Prefrontal.

Marco, ¿qué significa esto? Pues que debido a una mejor comunicación de la información de sus redes neuronales por el aumento de Sustancia Blanca y una menor regulación de sus conductas por tener menos Sustancia Gris, los cerebros de estas personas están mejor diseñadas para mentir que para el resto de la población.

Empatía y su relación con las mentiras

Sabemos que el ser humano en su neocortex posee unas neuronas especiales denominadas neuronas espejo que actúan en nuestra cognición e interacciones sociales.

Estas neuronas se consideran precursoras de los sistemas neuronales del lenguaje y su principal función es permitirle al cerebro aprender por imitación.
Entonces, ¿aprendimos a mentir imitando a través de las neuronas espejo? ¿Vimos que otros lo hacían para reducir el daño a los demás y por eso adquirimos esa conducta?

Aprendizaje y mentiras

¿Todo es aprendido? Es posible, no olvidemos que somos seres sociales y la mentira no discrimina escenarios: se mienten padres e hijos, esposo y esposa, alumnos y maestros, jefes y empleados, etc.

Los motivos para mentir varían desde ahorrar tiempo, ganar dinero, postergar decisiones, hasta conseguir objetivos.

La naturaleza no nos dio garras pero si un potente lenguaje, y según la investigación de Bella DePaulo, decimos en promedio dos mentiras al día.

Como vemos, estos datos nos ayudan en la didáctica de entender este fenómeno con el cual todos estamos en contra, pero a favor en secreto.

Son muchos los casos mediáticos que en nuestra sociedad se presentan a una escala mucho mayor y con esta información no pretendo “normalizarlos”, pero si entenderlos. Espero que este resumen sobre el cerebro y las mentiras te haya sido útil.

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Infografía del tema

Infografía sobre el Cerebro y las Mentiras - Software Cognitivo

Escrito por

Marco Piscoya Encajima

Fundador y Director de Software Cognitivo. Bachiller en Psicología de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.